sábado, mayo 30, 2020

Que buena suerte hemos tenido

Uno de mis recuerdos más queridos de la infancia es estar allí sentado, en el bosque, con un cómic nuevo entre las manos. Mientras yo devoraba aquella nueva aventura, mi abuela tejía su labor a mi lado, mientras que al otro mi abuelo leía plácidamente el periódico del día.
Probablemente es un recuerdo que a nadie salvo a mí le parecerá gran cosa, pero en aquel momento eran las bases de mi mundo.
Desgraciadamente, desde hace poco tiempo me he convertido en el único depositario de ese y muchos otros recuerdos. Nos hacemos mayores y la vida nos arrebata momentos, lugares y tarde o temprano, personas.
Ellos me dieron tantísimas cosas...
Me dieron su amor. Un amor incondicional, puro como una luz blanca cegadora y a la vez terrenal como una manta en la que puedes envolverte cuando necesitas reconfortarte.
Me dieron sus valores. Me dejaron grabado de manera indeleble lo que significa ser una persona decente. Lo que llamaríamos "Principios básicos para ser persona" o "Humanidad para principiantes".
Y además me enseñaron fortaleza. Resiliencia. El que te tiren encima los perores pecados y defectos de esa Humanidad mencionada y tú no sólo los aguantes todos, más o menos tocado, sino que salgas por el otro lado sin haber perdido la fe en ella.
Ellos me han dado tanto... y yo tengo la sensación de haberles devuelto tan poco...

Hay, sin embargo, otro recuerdo. Este no es mío, sino que ella lo compartía conmigo. Me contaba que el Abuelo a veces levantaba la vista y le decía "Hay que ver, que buena suerte hemos tenido. Con nuestras hijas, con nuestros nietos, con nuestros yernos... con todo".
Y creo que ese es el núcleo de la última enseñanza. Ellos sobrevivieron a una guerra, a lo peor de una dictadura, a numerosas tragedias familiares y personales... y sin embargo volvían la vista atrás y eran capaces de decir "Que buena suerte hemos tenido..."
Así que yo, no puedo honrarles siendo menos. Hoy, comparezco aquí llorando su pérdida y no puedo estar presente allí donde querría y debería estarlo. Más no puedo hacer otra cosa que pensar en ellos, pensar en todo lo que son para mí, lo que me han dado, lo que me han enseñado y pensar: Que buena suerte hemos tenido.