Mi abuela
Resulta que mi abuela paterna está muy enferma. Algun@s ya lo sabíais, a otr@s no he tenido ocasión de contároslo porque ha sido algo bastante reciente. Hace unas pocas semanas, encontrándose bastante mala acudió al médico y este descubrió que tenía una especie de “nódulo” en el páncreas. Lleva un par de semanas en el hospital, tiempo en el que ha sido sometida a otras tantas operaciones. Está bastante pachucha, pero esta semana van a volver a operarla y si todo sale bien se recuperará. Pero si no sale bien…
Fui a visitarla el otro día y voy a volver esta noche (a pesar de los exámenes que quedan, por los que estoy un tanto preocupado). La verdad es que cuando fui a verla tenía mal aspecto. Estaba toda apergaminada y con la piel y los ojos de un color marrón muy poco saludable. Y me dijeron que en ese momento, tras la primera operación, tenía bastante mejor aspecto…
Sin embargo, hubo una cosa que me tranquilizó. Mi abuela estaba allí, con el peor aspecto con el que yo la haya visto, conectada a un goteo y con un cable sacando la bilis de su cuerpo… y la miré a los ojos y encontré fuerza en ellos. Quizá no pudiera subir unas escaleras pero no se había rendido. Y eso siempre significa tener media batalla ganada.
Mi abuela es una persona MUY fuerte. En la mayor parte de ocasiones tenemos opiniones encontradas (política, sociedad, religión, etc. etc.) pero debo reconocer que la respeto muchísimo por ello. Cualquier persona que haya sido capaz de criar con éxito a cuatro niños en completa soledad y con múltiples trabajos (téngase en cuenta la época que atravesaba España) merece mi respeto. Pero no es solo por eso. Es una persona de convicciones firmes, que siempre está dispuesta a decir lo que piensa, aunque crea que puede equivocarse o que nadie más va a coincidir con ella. Y a pesar de lo poco que nos parecemos, la quiero profundamente.
Por lo menos, si esta enfermedad ha servido para algo, ha sido para traer de vuelta a uno de mis tíos. Hace muchos años (al menos 10), él discutió amargamente con su madre y con mi otro tío y desde entonces no se hablaban, llegando a decir en ocasiones que ya no eran familia. Pero cuando mi abuela salió del quirófano, todos sus hijos estaban allí esperándola y la cubrieron de besos. Parece de película, lo sé. Pero es lo que pasó. Solo espero que la posibilidad de una nueva felicidad con todos sus hijos y nietos de fuerzas a mi abuela.
Yo no suelo rezar mucho. Jamás he pensado que el de arriba tenga tiempo como para ocuparse de mí. Pero estos días lo hago. Como me enseño mi abuela. No sé si servirá para algo, pero ni siquiera mis creencias pueden impedirme seguir intentándolo.
Fui a visitarla el otro día y voy a volver esta noche (a pesar de los exámenes que quedan, por los que estoy un tanto preocupado). La verdad es que cuando fui a verla tenía mal aspecto. Estaba toda apergaminada y con la piel y los ojos de un color marrón muy poco saludable. Y me dijeron que en ese momento, tras la primera operación, tenía bastante mejor aspecto…
Sin embargo, hubo una cosa que me tranquilizó. Mi abuela estaba allí, con el peor aspecto con el que yo la haya visto, conectada a un goteo y con un cable sacando la bilis de su cuerpo… y la miré a los ojos y encontré fuerza en ellos. Quizá no pudiera subir unas escaleras pero no se había rendido. Y eso siempre significa tener media batalla ganada.
Mi abuela es una persona MUY fuerte. En la mayor parte de ocasiones tenemos opiniones encontradas (política, sociedad, religión, etc. etc.) pero debo reconocer que la respeto muchísimo por ello. Cualquier persona que haya sido capaz de criar con éxito a cuatro niños en completa soledad y con múltiples trabajos (téngase en cuenta la época que atravesaba España) merece mi respeto. Pero no es solo por eso. Es una persona de convicciones firmes, que siempre está dispuesta a decir lo que piensa, aunque crea que puede equivocarse o que nadie más va a coincidir con ella. Y a pesar de lo poco que nos parecemos, la quiero profundamente.
Por lo menos, si esta enfermedad ha servido para algo, ha sido para traer de vuelta a uno de mis tíos. Hace muchos años (al menos 10), él discutió amargamente con su madre y con mi otro tío y desde entonces no se hablaban, llegando a decir en ocasiones que ya no eran familia. Pero cuando mi abuela salió del quirófano, todos sus hijos estaban allí esperándola y la cubrieron de besos. Parece de película, lo sé. Pero es lo que pasó. Solo espero que la posibilidad de una nueva felicidad con todos sus hijos y nietos de fuerzas a mi abuela.
Yo no suelo rezar mucho. Jamás he pensado que el de arriba tenga tiempo como para ocuparse de mí. Pero estos días lo hago. Como me enseño mi abuela. No sé si servirá para algo, pero ni siquiera mis creencias pueden impedirme seguir intentándolo.
Etiquetas: sentimientos
3 Pensamientos:
Pues yo soy una de las que no sabían nada, pero ahora que lo sé, mucha fuerza para los dos. Bssss.
Haces bien en rezar, porque nunca se sabe y sospecho que, este año, la declaración del Cielo te sale a devolver (demasiadas putadas juntas)
Ánimo a los dos
Gracias por el apoyo chic@s. Tengo que reconocer que he mentido un poco. No he hablado de ello, no solo porque halla coincidido con los exámenes y yo esté aislado, sino porque es una de esas cosas de las que no quieres hablar en voz alta porque no quieres terminar de asumirlas, ya que eso las convertiría en "reales".
Es cierto que el año pasado lloré más que en muchos de los anteriores. Por desgracia, aunque creo sinceramente que el presente año va a ser mucho mejor, tengo la sensación de que aún me quedan lágrimas por verter...
Publicar un comentario
<< Home