miércoles, septiembre 20, 2006

La fábula del Escorpión y la Rana

Había una vez una rana sentada en la orilla de un río, cuando se le acercó un escorpiónn que le dijo:
—Amiga rana, ¿puedes ayudarme a cruzar el río? Puedes llevarme a tu espalda…
—¿Que te lleve a mi espalda? —contestó la rana—. ¡Ni pensarlo! ¡Te conozco! Si te llevo a mi espalda, sacarás tu aguijón, me picarás y me matarás. Lo siento, pero no puede ser.
—No seas tonta —le respondió entonces el escorpión—. ¿No ves que si te pincho con mi aguijón, te hundirás en el agua y que yo, como no sé nadar, también me ahogaré?

Y la rana, después de pensárselo mucho se dijo a sí misma:
—Si este escorpión me pica a la mitad del río, nos ahogamos los dos. No creo que sea tan tonto como para hacerlo.
Y entonces, la rana se dirigió al escorpión y le dijo:
—Mira, escorpión. Lo he estado pensando y te voy a ayudar a cruzar el río.
El escorpión se colocó sobre la resbaladiza espalda de la rana y empezaron juntos a cruzar el río.

Cuando habían llegado a la mitad del trayecto, en una zona del río donde había remolinos, el escorpión picó con su aguijón a la rana. De repente la rana sintió un fuerte picotazo y cómo el veneno mortal se extendía por su cuerpo. Y mientras se ahogaba, y veía cómo también con ella se ahogaba el escorpión, pudo sacar las últimas fuerzas que le quedaban para decirle:
—No entiendo nada… ¿Por qué lo has hecho? Tú también vas a morir.
Y entonces, el escorpión la miró y le respondió:
—Lo siento ranita. No he podido evitarlo. No puedo dejar de ser quien soy, ni actuar en contra de mi naturaleza, de mi costumbre y de otra forma distinta a como he aprendido a comportarme.
Y poco después de decir esto, desaparecieron los dos, el escorpión y la rana, debajo de las aguas del río.

Moraleja: No te engañes a ti mismo ni a nadie. Uno siempre és lo que és, a pesar de las circunstancias.

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12 Pensamientos:

Anonymous Anónimo pensó...

Uno puede cambiar su filosofía y entendimiento, llegar a comprender mejor la vida y a desarrollar más un sentido común, es el estado de animo el que cambia según las circunstancias, pero tu personalidad, te la forjas tú mismo, según las decisiones que tomes en la vida, y tu educacion, lo que viene a decir este cuento, es que el escorpion, ha aprendido a matar a su presa, sean cuales sean las circunstancias, no es tan inteligente como para pensar que si se unde su vida se acaba, y que despues de la vida, de ti solo queda el recuerdo, o ni eso. Un saludo.

1:12 a. m.  
Blogger Easy pensó...

Estoy sólo parcialmente de acuerdo contigo Taoletse: Es cierto, la personalidad de uno se forja a base de diferentes factores (voluntad personal, educación, entorno, dicen que quizá incluso genética...) pero una vez forjada esa personalidad, o "naturaleza" en el caso del escorpión, ya es muy difícil (incluso imposible) cambiarla, puesto que es lo que define tu existencia.
De ahí que la moraleja del cuento (para mí) sea que denegar la propia naturaleza de cada persona termina siendo futil.
Un saludo

9:40 a. m.  
Blogger Apuntes del profe pensó...

Esto va más allá del aprendizaje. No tiene que ver con la inteligencia ni con la educación. Ni con la filosofía ni las circunstancias. Tampoco con la personalidad ni con la voluntad.
Esto es instinto puro. Es lo que hace que seamos en esencia lo que somos.
Cambiemos un poco los personajes y lo entenderemos mejor.
“Una chica estaba sentada en un banco de la plaza cuando se le acerco un muchacho el que la invitó a tener sexo. Ella le dijo que como se le ocurría eso. Acaso creía que ella no sabia lo que podía pasar. Su madre le había advertido mucho a ese respecto y sabia que tenia que cuidarse de tipos así.
El le dijo “no te preocupes que nada te va a pasar,yo voy a usar un preservativo que tengo en el bolsillo, o acaso crees que yo me voy a arriesgar a embarazarte y quien sabe a pegarme una enfermedad de esas??”
El razonamiento le pareció lógico así que acepto la propuesta.

Bueno el desenlace ya lo adivinan.
Todos estamos entre ranas y escorpiones , asumiendo tal o cual rol

4:21 a. m.  
Blogger Gi pensó...

Esto tiene que ver con la escencia, pura y mismísima de la vida. Uno puede forjar su personalidad, sus sotumbres, su formas de ver ciertas cosas, pero la escencia es desde que naemos, y sigue siendo hasta que morimos. La escencia nos marca todos los días, nos hace cruzar la calle cuando el otro no cruza, nos hace vivir y morir de tal o cual forma. La escencia es innegable, y no se cambia, sería cambiar lo mas íntimo de nuestro ser. La escencia del escoríón fue demostrada, y la de la rana también. Ambis animales actuaron por escencia y eso es lo que quiere mostrar esta fábula. Al menos asi lo veo yo.

2:18 p. m.  
Blogger Jey pensó...

Este comentario ha sido eliminado por el autor.

6:17 a. m.  
Blogger negra pensó...

yo prefiero verlo de forma contraria: el ser humano a diferencia de los animales no posee una esencia, o por lo menos no una que lo determine a tal punto de hacerlo cometer un acto suicida. nuestros instintos están domados y lo que prevalece es nuestro actuar, luego viene la creación de mi esencia. nuestros instintos son mínimos, tenemos que inventarnos la vida. me gusta mucho más esta interpretación. me da más esperanza en la libertad.

11:06 p. m.  
Anonymous Anónimo pensó...

Se puede cambiar la forma de ser de una persona siempre dependiendo de la necesidad que tenga uno mismo de hacer lo que hace, un asesino mata por que esta enfermo, un fumador o un alcoholico pueden dejar de fumar o tomar pero no pueden volver a probarlo.
Estoy de acuerdo que el dicho no se aplica a todo pero algo de razon tiene.

11:57 a. m.  
Anonymous Hernán pensó...

Al leer esta fábula, mi instinto de conservación me decía que el escorpión esperaría a estar a salvo del otro lado para actuar.

Pensé como ser humano, no como escorpión. La diferencia entre el humano y los animales es que actuamos por conciencia y no por instinto. Aunque ciertamente a veces por ignorancia y a veces por conveniencias, nos dejamos llevar por nuestros instintos más elementales. Muchas veces nos arrepentimos toda la vida por dicha forma de actuar. Sin embargo otras veces la felicidad viene por la toma de una decisión meramente instintiva.

Quien nos puede decir en donde está la verdad absoluta? Vivamos sabiamente nuestras vidas, sin desestimar los llamados de nuestros instintos. Total el errar es de humanos……. Y lo más importante: de los errores también se aprende.

Adoro a mis congéneres, pues inclusive de los malos también aprendo.

Francisco Hernán Pérez Pezzotti

2:22 p. m.  
Anonymous Marco pensó...

Chicas, les conviene creer esto: los hombres no cambian!!!! ....solo regulan sus acciones

2:49 a. m.  
Anonymous Anónimo pensó...

para mi esto es una pendejaada

6:19 a. m.  
Anonymous Anónimo pensó...

Para mí no hay mucha moraleja. El sentido final es claro, es mi naturaleza.

Un cuento tiene gran valor cuando eres capaz de trasladarlo a tu vida.
Al leerlo me acuerdo de muchas cosas, por ejemplo cuando intenté escribir una novela, cuando mi naturaleza era la poesía y los espacios cortos, como el cuento.

Este cuento no debe servir de excusa para los seres humanos, pero debe ayudarnos a saber que muchas veces hacemos cosas y caemos en errores porque somos así, porque es nuestra naturaleza.

Muchas gracias.

11:26 a. m.  
Anonymous Anónimo pensó...

A mi me gusto mucho esta refleccion y la puedo asimilar con las personas. Tenemos muchos que se dicen amigos pero en realidad tenemos pocos verdaderos amigos. Hay veces que te esfuersas por mucha gente y en realidad hazen contigo lo que hiso el alacran. El Puñal por la espalda. Cada ves que alguien me hace mal regreso a esta pagina para leer Lo ke a una ranita le hicieron!!!!

4:43 p. m.  

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