jueves, marzo 16, 2006

Slaanesh, El Príncipe Negro

Los corazones mortales albergan ocultos los más oscuros deseos y es en Slaanesh en quien estos deseos alcanzan su máxima expresión. Toda cultura se autoimpone estándares y limitaciones: Slaanesh rompe todas esas barreras y sobrepasa todos los límites; se excede y se jacta de violar todos y cada uno de los esquemas formales de una sociedad civilizada.

Slaanesh es el más joven de los dioses del Caos; nació hace algo más de diez mil años, durante la Caída de los Eldar (Elfos). La sociedad eldar se dio al hedonismo y a la lujuria, todo deseo se satisfacía al instante. La propia naturaleza de los Eldars les hacía susceptibles de cometer excesos. El punto álgido del climax de la sociedad eldar desencadenó un cataclismo que a punto estuvo de acabar con su raza. En aquel instante nació Slaanesh; lo hizo con tal fuerza que el Ojo del Terror tomó forma a raíz de ello y las tormentas de disformidad que aislaban Terra se retiraron para ir a adorarlo.

Slaanesh susurra al oído del hombre de diversas maneras, pero siempre diciéndole lo que quiere oír. Muchos son los que desean la perfección, ya sea intelectual o física, y es Slaanesh el único que puede convertir esos deseos en realidad. El artista creará bellas obras cuya comprensión no estará al alcance del ser humano; el narcisista volverá loco con su apariencia a todo aquel que lo mire y el guerrero desarrollará una habilidad tal que sus estocadas matarán con delicadeza. El mundo es un torbellino de color para los seguidores de Slaanesh, de sonidos y sensaciones sin igual. No obstante, sus sentidos se acostumbran rápidamente a ello y pasan a necesitar unos niveles de estimulación desproporcionados para poder llevar hasta el extremo su percepción de las cosas.


Los seguidores de Slaanesh suelen hacer gala de su perfección física y aunque su interior está corrupto por la lascivia y el exceso, es cierto que su belleza exterior resulta irresistible. No obstante, las almas de los seguidores de Slaanesh también aullan de dolor, puesto que el precio que han de pagar es el mismo que se ha de pagar a cualquier dios del Caos: la condenación eterna.


Slaanesh puede adoptar la forma de una mujer, de un hombre o un aspecto hermafrodita. Tome la forma que tome, su perfección física es tal que no existe mortal que no sienta la necesitad perentoria de someterse a él. Slaanesh rivaliza con Khorne (dios de la guerra), a quien considera un bárbaro sin sofisticación alguna. Sin embargo, el Príncipe del Caos no tiene garantías para lanzar un reto a Khorne, aunque sabe que, si sus seguidores le veneraran, el sabor de la sangre que derraman les sería tan dulce que su sed por el icor de la vida sería aún mayor que la que sienten adorando a Khorne.


http://www.games-workshop.es/warhammer40k/razas/caos/codicium/

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1 Pensamientos:

Anonymous Anónimo pensó...

¡Traidor!¡Hereje!¡Mutante!

"Inevitablemente, aquellos que venden su alma al demonio creen que dominan el pacto. Inevitablemente, acaban traicionando a todos los que están a su alrededor"- Compendio Daemonico

12:31 p. m.  

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